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LA EMPATÍA. Segunda parte.

Autor: Doctor Héctor Alejandro Valle López
Fecha: 06 / 05 / 2023

Es más difícil empatizar con otra persona y más fácil dañarla deliberadamente cuando estamos infelices, porque la infelicidad alimenta nuestro drama personal, enfocando nuestra atención en uno mismo.

 

Wallis, Pete. Entendiendo la Justicia Restaurativa. Prensa política. Edición de Kindle.


Burlarnos, hacer comentarios hirientes, decirle “sus verdades” a alguien, discriminar, insultar, estas formas de comunicación no siempre llevan la intensión de lastimar, sin embargo, sí van recortadas por la falta de empatía, se hacen desde la mirada única de la persona, sin pensar en las otras; lastimamos cuando nos centramos más en nosotras que en las relaciones o en las personas.


Me cuesta trabajo pensar que existen personas que un día se levantan con el firme propósito de lastimar a alguien, de causar daño, no creo conocer a alguien que piense, “ojalá hoy se cruce en mi camino Héctor para poder insultarlo a gusto”, pero sí creo que, en la dinámica del encuentro, muchas veces no logramos estar para alguien más, solo podemos pensar en nosotras.


Los discursos dominantes actuales ven al individuo como la máxima expresión de la evolución humana: ser independientes, valernos por nosotras mismas, descubrirnos, llegar a nuestra esencia. Nos educan para poder desarrollarnos en esa individualidad, hemos, en las últimas décadas, caído en la romanización del amor propio, creando discursos egoístas para justificar nuestras acciones o pensamientos, No es que esté mal amarse a una misma, si no que, solo tener un lado de la historia nos deja con una visión limitada.


La empatía es “habitar por un momento la historia de otra persona”, vivir esa historia, no en el sentido de apropiarnos de ella, sino como un huésped, un inquilino que llega a nuestra casa y se sienta en nuestra mesa, compartimos charlas, pizza y café, usa el baño y al final se retira para regresar a sus propias historias. Habitar es ir con respeto a esa historia. No creo en la empatía como un discurso reductor o cuadrado, no creo que podamos decir ya empaticé, es más un proceso, una co-construccion que provoca confianza.


Las personas que no logran desarrollar esa empatía, son más propensas a dañar, no porque simplemente quieran hacerlo, sino porque no pueden ver más allá de ellas mismas. Carolyn Yoder (2005) desde la teoría del trauma nos mostró dos cosas esenciales: la primera, que las personas con traumas, personales o comunitarios, tienen grandes dificultades para conectarse, para desarrollar la empatía, y segunda, que todas las personas hemos sufrido traumas desde distintos lugares. Pensar que una persona es egoísta y por eso tiene poca empatía, es simplificarlo mucho; los discursos dominantes, los traumas, los cuidados recibidos en la infancia y en la vida en general, todas esas historias influyen. No coincido con Wallis en que una persona feliz es más empática, creo que la felicidad muchas veces también esta recortada por discursos dominantes y tiende a la individualidad, pero entre menos lugares tenemos para ser vulnerables y entre más negamos nuestro dolor y desconexión, es más fácil lastimar y más difícil ver otra persona, otra historia.

 

 

 

Yoder, C. (2005) Little book of trauma healing: when violence striked and community security is threatened. Good Books. Edición de Kindle.