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Los amantes, en la conquista, se ofrecen exaltando sus virtudes. Estas acciones, son parte del juego del arte de la seducción. Ambos se venden, proponiéndose al otro como la mejor opción.
R. Ceberio, Marcelo. Los juegos del mal amor (Spanish Edition) . Penguin Random House Grupo Editorial Argentina. Edición de Kindle.
Hace varios años tuve un maestro terapeuta que decía algo como “Te unes con tres personas: la que fue antes de ti y nunca conociste, la que es y de quien te enamoraste y la que se convertirá en la convivencia contigo”.
Palabras, intenciones y significados más o menos, la mayor parte de nosotras pensamos en las relaciones de pareja como contenedores; por un lado, esto provoca una sensación de inmovilidad, “esto es la pareja”, ya conseguimos lo que queríamos, ahora a conservarlo. La idea de la conservación implica cierta inmovilidad, así, tenemos muchas personas que tienen frases como “ya no es lo mismo”, “cuando éramos novios/novias no era así”, “me gustaría ser como antes”, esto se convierte en una constante lucha de la pareja contra el tiempo, contra el cambio o desarrollo o evolución. Dan miedo los distintos lugares a los que se puede llegar en la relación.
Esta inmovilidad también trae una constante frustración, “quiero que la relación se conserve sin cambiar”, pero todo alrededor sigue en constante cambio, incluso las personas que conforman la pareja. Pensar en esta como un contenedor, también lleva la idea de definir o entender nuestra relación desde los límites, “no quiero un apareja aburrida” “no quiero que tenga otras relaciones” “no quiero que peleemos” “no quiero que se parezca a …”. Si se rompen los limites sentimos que la pareja fracasa, por consecuencia las personas en ella también.
Imaginemos el panorama de la pareja, un contenedor que invita a la inmovilidad y que se define por los límites que vivimos en ella; tal vez eso es lo que las generaciones más recientes han logrado observar y es una de las razones por las cuales no se alían ni alinean a esta idea de la pareja.
La identidad de una pareja no solo son los límites ni los discursos inmóviles, son también las posibilidades y acuerdos de desarrollos que se pueden tener, la identidad son todas aquellas historias de resistencia contra ese contenedor socialmente designado que hemos vivido y que posibilitan que nuestra relación pueda tener muchas formas. Entender la identidad desde las muchas historias que vivimos y desde las muchas posibilidades que se presentan nos acerca a la creatividad, a la invención.
“La que se convertirá en la convivencia contigo”, esta última frase de mi amigo maestro, cuando la decía, sonaba a sentencia, sonaba a que el paso del tiempo haría salir nuestros defectos y surgirían las inconformidades, ella aprendería lo peor de mí y yo lo peor de ella, (no digo que la dijera así, digo que así me sonaba). Que no seas como cuando éramos novios/novias, que no seas como antes, me gusta más pensar que seremos lo que decidamos convertirnos en nuestras convivencias, acompañándonos, amándonos (mejor luego hablamos del amor).